Muchas empresas han cerrado sus puertas en los últimos diez años, otras han pasado a ser propiedad del gobierno, mediante procesos expropiatorios o por voluntad propia. Sin embargo, un grupo de empresas ha logrado reinventarse e introducir arreglos organizacionales novedosos que les han permitido sortear los obstáculos e, incluso, les ha llevado a ser más productivas, robustas y rentables. Este artículo refiere uno de esos casos.
Por culpa de las misiones ya nadie quiere trabajar
Mario y César tienen una empresa que se dedica al mantenimiento y renovación de líneas de producción. Luego de trabajar durante casi diez años como ingeniero de planta en Procter & Gamble, Mario le propuso a su compañero de universidad iniciar una compañía que ofreciera servicios de mantenimiento preventivo y correctivo, además de modernización de líneas de producción. Luego de tres años de trabajo tenían una compañía con 14 empleados, entre obreros y técnicos especializados, un galpón en el que funcionaba el taller y una oficina ubicada en una torre de Plaza Venezuela.
Un buen día, uno de sus técnicos les informó de su renuncia irrevocable. Quería continuar sus estudios y había conseguido una beca de la Misión Rivas. Durante el mes siguiente, otros ocho empleados dejaron la compañía por la misma razón. Luego de tres meses de la primera renuncia recibida, sólo un obrero continuaba trabajando con ellos, el vigilante del taller de la compañía.
Mario y César tuvieron que cerrar la oficina y se preguntaron si podrían seguir con el negocio. Su primera reacción fue lamentarse por vivir en este país y culpar a las políticas gubernamentales de su mala suerte. Sin embargo, los clientes seguían llamando, por lo que comenzaron a preguntarse de qué modo podrían seguir adelante.
Luego de varias sesiones de tormenta de ideas, en las que surgieron las posibilidades más descabelladas, decidieron probar una de ellas. La mayoría de los mantenimientos requieren la detención de la línea de producción, por lo que los clientes suelen solicitar que se realicen durante los fines de semana y otros días no hábiles. César nos cuenta que “como a nadie la cae mal un dinerito extra, les propusimos a algunos de nuestros antiguos empleados trabajar con nosotros en proyectos específicos de acuerdo a su disponibilidad. Así fue como comenzó la nueva etapa de su compañía. Ya no más dueños y empleados, sino más bien, un grupo de especialistas que unen sus experticias según lo demanda cada caso.
Cuando un cliente solicita un servicio, César y Mario establecen cuáles son los perfiles de competencias que necesitan, reúnen a las personas indicadas, les explican el requerimiento del cliente y les solicitan propuestas de servicio a cada uno de ellos. Consolidan las propuestas y presentan una cotización al cliente. La cotización es conocida por todos los involucrados en la prestación del servicio, lo mismo que las tarifas de cada uno.
Transcurridos un par de meses de trabajar de este modo, su compañía se había transformado de una organización clásica, con empleados de tiempo completo, a un “pool” de especialistas que se agrupan para atender proyectos específicos. Según reporta César, “todos trabajan más contentos, motivados y se esfuerzan más que antes”.
Para la mayoría de las personas, compartir significa despojarse de algo que se posee para dárselo a otro. Sin embargo, esta manera de pensar deja de lado una importante dimensión del compartir. Compartir implica un intercambio, es decir, no es una sola persona la que está dispuesta a despojarse de algo para darlo al otro, sino que cada uno de los que participa está dispuesto a hacer lo mismo. César y Mario pusieron el relacionamiento comercial, el taller, el capital de trabajo, mientras que los antiguos empleados pusieron su conocimiento y empeño, y siguen haciéndolo.
Tanto Mario como César afirman que el esquema organizacional actual es mucho mejor que el anterior, desde el punto de vista de desempeño y rentabilidad. Y aunque el entorno continúa turbulento, lidiar con los problemas es un asunto que incumbe y ocupa, literalmente, a todos los integrantes de la organización.
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