domingo, 26 de agosto de 2012

Elige un trabajo que ames y no trabajarás un día más de tu vida


Disfrutar con el trabajo es hallar la fuente de la juventud
Pearl Buck



Sólo las personas trabajamos. Los animales, como las abejas o las termitas, están programados por la naturaleza para realizar una actividad determinada, no eligen aquello a lo que desean dedicarse, o aquello para lo cual están particularmente dotados, su actividad no obedece a un propósito fijado o conocido por ellas, como sí sucede en el caso de las personas. El trabajo permite la creación de una serie de condiciones que favorecen un entorno propicio para nuestra vida.


Muchas veces escuchamos a las personas quejarse de sus trabajos, de lo aburridos y demandantes que son, de los dolores de cabeza que les producen. Frases como “el trabajo es tan malo que hasta tienen que pagarte para hacerlo”, o “si el trabajo dignifica, pues que trabajen los indignos”, se escuchan con mucha frecuencia, más de la que debería si pensamos en que dedicamos la mayor parte de nuestra vida adulta, en vigilia, al trabajo.

Sin embargo, hay otro tipo de personas que piensan y sienten de forma diferente con respecto a sus trabajos, y que, incluso, disfrutan realizándolo. Para estas personas, el trabajo es pasión y diversión, y han logrado integrarlo a su realización personal. 

En su libro “La ética del hacker y el espíritu de la era de la información”, Pekka Himanem, contrasta la ética capitalista del trabajo – entendida como un deber que tiene valor en sí mismo independientemente de en qué consista la actividad laboral, y donde lo único que importa es el tiempo y el capital que se invierte, para lograr unos beneficios a corto plazo – con la ética laboral del hacker – que trata de combinar la pasión y la libertad al abordar un trabajo, con el ocio y el entretenimiento. En este segundo caso, el beneficio está orientado hacia metas como el bienestar social y la capacidad para compartir información en una comunidad.

Conviene aclarar que cuando Himanem utiliza el término “hacker” lo hace para referirse a un profesional que tiene un alto nivel de experticia en un campo y que disfruta del trabajo que realiza. Según relata en su libro, el uso del término hacker, para designar a los informáticos que violan la seguridad de los sistemas, obedece a un uso incorrecto del término que él atribuye a los comunicadores sociales.

“El hacker disfruta con lo que hace, y sigue el ritmo de su propia creatividad prescindiendo de horarios preestablecidos. Los trabajadores no son elementos de una pirámide, sino nodos de una red que comparten conocimientos”, explica Pekka. 
Esa tendría que ser la norma. Que el trabajo nos guste, o mejor aún, que nos apasione. Como dijo quien fuera CEO de Hannover Insurance, Bill o’Brien, “separar la realización personal de la vida laboral, ignorando la significativa parte de la vida que pasamos trabajando, equivale a limitar nuestras oportunidades de ser seres humanos felices y completos”.

Por su parte, el conocido empresario brasilero, Oriovisto Guimaraes, sostiene que es importante que nos guste aquello a lo que nos dedicamos, por la influencia que tiene en nosotros: “es imposible que aquello a lo que dedicamos tanto tiempo no acabe cambiándonos”, además “esperar al retiro para comenzar a vivir plenamente es un intento necio, porque con el retiro lo que llega es la artritis y el reumatismo”.

A las organizaciones tendría que interesarles la actitud de sus colaboradores frente a la tarea que desempeñan, por los efectos que tiene en las personas y en su productividad. Tenemos una disposición favorable hacia lo que nos divierte. Lo que nos resulta divertido nos estimula y motiva. Marcus Buckingham, uno de los cerebros tras el estudio realizado por Gallup que incluyó a varios millones (sí, millones) de gerentes y empleados sostiene que la más importante pregunta que una organización ha de hacerse es si brinda cada día, a sus empleados, la oportunidad de hacer lo que mejor saben. Y es que así como un salario insuficiente resta encanto al mejor empleo, un buen salario no basta para motivar.


Si nos apasiona lo que hacemos, estaremos más dispuestos a dar ese esfuerzo extra que hace falta para alcanzar la excelencia. Será más fácil que concentremos nuestra atención en la tarea, lo que significa reducción en la probabilidad de error. Nos enfermaremos menos, según muestran diversos estudios realizados. Finalmente, preferimos alejarnos de lo que nos parece aburrido, aunque nos paguen por hacerlo… y ese aburrimiento cuesta.

Como dijo Confucio: “elige un trabajo que ames y no trabajarás un día más de tu vida”.

viernes, 17 de agosto de 2012

De cómo la basura puede convertirse en alimento o la consideración con el ambiente no siempre tiene que ser un costo


En su libro “De la cuna a la cuna” (Cradle to Cradle), Michael Braungart y William McDonough proponen una nueva forma de interpretar el ecologismo, lo que ellos llaman la próxima Revolución Industrial.
Según su enfoque, la producción y el consumo pueden ser beneficiosos para el planeta,  tal y como lo muestran los ecosistemas desde el principio de los tiempos. Para  Braungart y McDonough (2002),  en lugar de reducir los consumos de energía, es más eficaz y eficiente tomar en cuenta las diferentes fases en el ciclo de vida de los productos o de los procesos al momento de diseñarlos, de manera que ni siquiera sean necesarios esos gastos de energía.
De seguro usted estará pensando: ¿cómo se lleva eso a la práctica?, ¿cuáles son los costos implicados en ello? En su libro los autores refieren algunos ejemplos prácticos. Incluso McDonough tiene en su página Web una sección dedicada a este tipo de diseños.
En esta entrada ofrezco un ejemplo de cómo una empresa venezolana,  Destilerías Unidas S.A. (DUSA), muestran cómo se lleva a la práctica lo propuesto por Braungart McDonough (2002) en su libro.
Hace algunos años tuve la oportunidad de realizar una visita guiada a las instalaciones de la destilería en las cercanías de La Miel, población ubicada sobre la carretera que une a Barquisimeto con Acarigua (ver Figura 1). Además de recorrer sus instalaciones y conocer el proceso de producción de sus rones, durante la visita se comentaron algunos de los proyectos de integración agro-industrial de la empresa, así como algunos de los retos que habían tenido que enfrentar durante los años recientes, particularmente en lo que respecta al desarrollo de una operación armónica con el medio ambiente, uno de los objetivos propuestos por los nuevos dueños de la destilería.

 Figura 1. Ubicación de la destilería
Dos de sus proyectos de integración agro-industrial, la siembra de caña de azúcar y la cría de búfalas de agua, les permitió, de forma ingeniosa, hallar una solución eficaz y eficiente al problema del tratamiento y disposición de los derivados de la actividad de destilación, problema que hasta entonces habían logrado atender en conformidad con las regulaciones y disposiciones legales, pero de forma poco satisfactoria para su gerencia y accionistas, porque a pesar de lo costoso que era, no lograba eliminar la preocupación de la población por su río.
Gracias a su deseo por hallar una solución satisfactoria, la gerencia de DUSA fue capaz de conseguir una solución eco-eficiente y costo-eficiente que mejoró su imagen con la comunidad (¿socio-eficaz?) y apalancó sus proyectos de integración agro-industrial.
Destilerías Unidas, S.A.
Ubicada en las cercanías de la población de La Miel, en la carretera que une Barquisimeto con Acarigua, DUSA es una de las plantas más versátiles de Latinoamérica, con capacidad para producir: whisky, ron, brandy, licores secos a base de whisky, licores secos a base de ron, licores secos a base de brandy, licores dulces, ginebras, vodkas y RTD (productos listos para tomar). Poseen convenios de producción con Diageo, Pernod-Ricard y otras marcas internacionales, y producen marcas propias para el mercado nacional y de exportación, que son mercadeadas y comercializadas con su propia infraestructura.
El compromiso con el medio ambiente en DUSA se manifiesta en la definición de objetivos ambientales en su sistema de indicadores, así como en acciones concretas – una de las cuales se describe en el caso que a continuación se relata – y que lejos de ser una carga para la empresa, les ha permitido apalancar el desarrollo de sus proyectos de integración agroindustrial.  
El proceso de manufactura y su impacto ambiental
El proceso de manufactura asociado a la destilería produce un agua residual rica en sales minerales (nitrógeno, fósforo y potasio), conocida como Vinaza. Se trata de un líquido oscuro, con alto contenido de materia orgánica y sólidos disueltos, de pH ácido y composición variable.
El tratamiento y disposición de la Vinaza es uno de los principales problemas de la industria licorera, debido a los altos volúmenes de producción, la complejidad y el costo de los tratamientos requeridos para satisfacer la normativa legal ambiental vigente.

                                                      Figura 2. Proceso de manufactura
DUSA había optado por la instalación de una planta de tratamiento biológico-físico-química, que si bien garantiza la neutralidad de las aguas una vez tratadas, no elimina su coloración oscura. Devueltas al río, estas aguas tratadas lo coloreaban en un tramo de unos 400 metros, lo que provocaba incomodidad y preocupación tanto en la comunidad como en las autoridades, afectando negativamente la imagen de la destilería. El tratamiento, sumamente costoso, no reportaba los resultados esperados.
Reciclaje hacia arriba: el resultado contingente de una apuesta por la integración agroindustrial
En 2003, DUSA adquiere la Hacienda Saruro, propiedad colindante con la destilería, con el propósito de sembrar caña de azúcar, su principal materia prima. Actualmente Hacienda Saruro tiene unas 220 hectáreas dedicadas a la siembra de caña, con una producción anual de unas 17.600 toneladas. 
En 2004 se pone a la venta la hacienda Botucal, propiedad colindante con la destilería y la hacienda Saruro. DUSA decide comprarla con la intención de sembrar caña de azúcar. Sin embargo, un estudio de suelos reveló que la mayor parte de la hacienda no era apta para el cultivo de caña.
Paralelamente, en DUSA se indagaba sobre cómo mejorar el resultado del tratamiento y disposición de sus desechos. Como resultado de sus indagaciones, encuentran algunas investigaciones realizadas a nivel nacional e internacional que muestran que la Vinaza de melaza puede sustituir parcial o totalmente a los fertilizantes tradicionales mientras que la Vinaza de cereal puede servir como alimento para el ganado.
La alta gerencia de DUSA decide entonces apostar por lo que llaman integración agroindustrial, adquieren la Hacienda Botucal e invierten en acondicionarla para recibir la Vinaza tratada. Adaptan la planta de tratamiento de Vinaza para producir a partir de ella un fertilizante para suelos y alimento para ganado (nepe) y construyen un sistema de tuberías y canales (ver Figura 2) que conducen la Vinaza hasta las dos haciendas.

                                                    Figura 3. Sistema de ferti-irrigación
Hoy, las Haciendas Botucal y Saruro contribuyen a garantizar la continuidad operativa de la destilería mediante la utilización de la vinaza como ferti-irrigación de la caña de azúcar y del pasto y como alimento para los 1.500 búfalos (carne y leche) y los ejemplares de cría de la raza Brahman (con premios nacionales e internacionales) de la Hacienda Botucal. Tienen el 100% de los fertilizantes para sus siembras de caña y pastos. Tampoco tienen que comprar alimento para el ganado que registra incrementos en la tasa de engorde del 30%.
Como resultado de sus esfuerzos, DUSA no sólo ha obtenido beneficios económicos y medioambientales, además de eso, las relaciones de la destilería con la comunidad y la municipalidad han mejorado, así como la proyección social del grupo al contribuir con el desarrollo agrícola y pecuario apoyando el fortalecimiento del circuito agroalimentario del país y generando fuentes de empleo en actividades alternas a la de la industria del licor.
La solución encontrada por DUSA para el tratamiento y la disposición de sus desechos logra lo que Braungart McDonough (2002) llaman el cierre completo de los ciclos de materiales, pues los materiales (de los productos) y los desechos (de los procesos) se reciclan en el mismo uso o se reciclan en otro diferente en el cual tiene más valor que el actual. La iniciativa de DUSA muestra que iniciativas como esta podrían repetirse si los productos y procesos se diseñan de forma adecuada, para provecho del ambiente, la sociedad y de la propia empresa, pues procesos y productos respetuosos y armónicos con el ambiente pueden además ser rentables.
Referencias
Braungart, M. y McDonough, W. (2002). Cradle to Cradle: Remaking the Way we Make Things. North Point Press, Nueva York.