domingo, 18 de octubre de 2020

Día 58 – Hace días que no escribo o comentarios sobre la creatividad

 

                              Foto de Nick Fewings para Unsplash


He estado escribiendo, sólo que otras cosas, posts de IG (son cortitos, pero cuentan), propuestas de consultoría, un documento de proyecto… estos dos últimos no pueden publicarse porque median compromisos de confidencialidad. Hoy he vuelto a escribir en el blog para compartir algunas apreciaciones sobre la creatividad que he recogido de mi observación personal.

Conviene aclarar que hace días que no escribo en el blog, pese a mi reto incumplido de escribir 2.000 palabras diarias por tres meses, si embargo, sí he estado escribiendo, sólo que otras cosas, propuestas de consultoría, posts de IG (son cortitos, pero cuentan), un documento de proyecto…

La verdad es que no haber cumplido el reto, no me desanima, seguiré escribiendo cada vez que pueda. Hoy, por ejemplo, quiero escribir sobre el proceso creativo o, mejor dicho, sobre lo que he observado del proceso creativo.

Comenzaré por ofrecer una definición de creatividad. Más que una definición, se trata de fijar algunos límites con el fin de intentar tener un entendimiento común con mis posibles lectores sobre lo que es la creatividad.

La creatividad es la habilidad de proponer pensamientos originales y soluciones novedosas. No es necesario que sea algo completamente nuevo, puede ser combinaciones nuevas de cosas ya sabidas.

En este último año he tenido la ocasión de conocer y conversar con creadores, la mayoría de ellos del diseño gráfico, jóvenes y sumamente talentosos. Publican sus obras en las redes sociales, por lo que es sencillo seguir la pista a su evolución. Publican, además, videos de la forma en que hacen su trabajo, así que, a pesar de la brevedad de esos videos, es posible inferir algunas cosas sobre la manera en que fluye o transcurre su proceso creativo.

Con alguna frecuencia, les escribo para corroborar mis impresiones sobre la manera en que el proceso creativo transcurre para cada uno de ellos – esa es la otra ventaja de las redes sociales, puedes estar en contacto con ellos, sin importar cuán famosos e inaccesibles parezcan – y lo mejor de todo es que me responden.

Comparto con ustedes algunas de las impresiones que he validado con varios de ellos:

1.      La creatividad es un músculo: una querida amiga suele repetir esa frase. Es su manera de decir que la creatividad se ejercita y que, en la medida en que se ejercita se gana destreza, es decir, se es más creativo o cuesta menos serlo.

2.      Las personas creativas buscan ideas y también las reciben. Solemos pensar que la creatividad es algo que “llega”, sin saber cómo, la visita de las musas. Esto es diferente de lo que acabo de decir en el punto 1. Lo cierto es que suceden las dos cosas, incluso en la misma persona.

3.      Hay una tercera vía de acceso a la creatividad. La descrita por Picasso en su frase “yo no busco, encuentro”, frase ésta que refleja lo que llamamos apertura mental. Cuando buscamos algo tenemos sesgos, una idea previa de lo que queremos, que nos impiden ver otras cosas. Cuando estamos abiertos, dispuestos a dejarnos impresionar por lo que hay y sucede a nuestro alrededor, podemos descubrir cosas maravillosas, como la cinta velcro. Todo aquello que llama nuestra atención lo hace por algún motivo, porque reconocemos en ello un valor. Este es el supuesto tras los “diarios de creatividad”, una costumbre que consiste en anotar todo aquello que nos sorprende, nos contraria, que nos atrae.

Las personas creativas “ven” las cosas de forma diferente. Allí donde la mayoría de nosotros vemos material de embalaje, una persona creativa puede ver flores de anime o un mural. Son observadores, son capaces de separar o “desdoblar” un objeto o situación en perspectivas diferentes. En el caso del material de embalaje, en lugar de verlo como tal lo ven como algo que, además de tener un propósito o fin para el que fue hecho, tiene una forma, que no sólo da respuesta al fin para el que fue creado – proteger un producto – sino que puede ser empleada para fabricar flores decorativas.

2.      La creatividad se manifiesta de muchas maneras. Es diferente la forma en que la expresa un diseñador gráfico a un músico o una ama de casa que debe rendir el presupuesto o preparar una comida con los víveres que tiene a su disposición. En cada caso, sus propuestas, sus decisiones y sus conductas reflejan creatividad.

3.      Todos somos creativos. Muy relacionado con el anterior, todos somo creativos de una manera o de otra. Lo que sucede es que estamos muy acostumbrados a relacionar la creatividad con ciertas actividades, como las artes, el diseño o la publicidad. Sin embargo, resolver conflictos requiere de mucha creatividad, lo mismo que resolver problemas cotidianos en casa o dar respuestas satisfactorias a un cliente molesto o insatisfecho.

¿Me cuentas cuáles son tus impresiones sobre la creatividad?


sábado, 3 de octubre de 2020

Día 43 - De teletrabajo a telefrustración: ¿cuál es la razón?

 

                            Photo by Sebastian Herrmann on Unsplash


En casa, sentados frente a nuestras computadoras y teléfonos celulares, creemos que ya “sabemos” teletrabajar. Una apreciación desacertada e infeliz. Si sientes que el trabajo remoto te agobia, te hace sentir miserable, te esclaviza o te resta productividad, este artículo es para ti.

Fuimos “lanzados” al trabajo remoto por las medidas de protección de la pandemia, distanciamiento físico y confinamiento. En casa, sentados frente a nuestras computadoras y teléfonos celulares, tanto las personas como las organizaciones creen que la tarea está hecha, que ya sabemos cómo teletrabajar. Una apreciación desacertada e infeliz, que está generando muchos problemas. Veamos.

Trabajar en remoto, o teletrabajar, es mucho más que sentarnos frente a una computadora en una ubicación diferente a la oficina, trabajar en remoto supone una forma diferente de trabajo de la modalidad presencial.

Si sientes que el trabajo remoto te agobia, te hace sentir miserable, te esclaviza o te resta productividad, este artículo es para ti.

Cuestión de adecuación

Si necesitas aflojar un tornillo con la cabeza estriada puede que utilices un destornillador plano, sin embargo, el resultado no siempre es satisfactorio: te toma mucho más tiempo hacerlo y, en muchos casos, terminar aislando el tornillo porque destruyes la estría de su tope. Estás utilizando la herramienta equivocada.

Lo mismo sucede con el teletrabajo, si pretendes hacer las mismas cosas que haces cuando compartes la misma ubicación física de tus compañeros de trabajo, el resultado no será satisfactorio. Tu jornada de trabajo parecerá interminable, quedarás mal ante tus compañeros todo el tiempo, sentirás que ellos son desconsiderados porque no reconocen tus ingentes esfuerzos para darles respuesta; o sentirás que los demás te ignoran o desestiman tus solicitudes. Verás tu productividad y la de tu equipo reducirse. Te sentirás perdido, no sabrás cómo van los demás, incluso, es posible que te preguntes si los demás están haciendo su parte del trabajo.

¿Seguiremos teletrabajando?

Una encuesta realizada en abril por Gartner reveló que el 75% de los Chief Financial Officers o directores de finanzas de las empresas consideraban que una parte de los empleados de sus organizaciones continuarían trabajando desde sus casas. Por su parte, Gallup encontró que el 60% de las personas quería continuar teletrabajando luego de la pandemia. De forma que la respuesta apunta a que sí, seguiremos teletrabajando.

Iniciativas de dos años

Para implementar teletrabajo en tiempos previos al Covid19, las empresas ejecutaban proyectos completos de unos dos años de duración, incluyendo una prueba piloto, antes de ofrecer esta modalidad de trabajo de forma general a sus integrantes. Sin embargo, en esta oportunidad, la mayoría de las empresas que envió a casa a sus integrantes no estaba preparada para hacerlo, ¿acaso esos dos años eran innecesarios?

Esos dos años servían para garantizar el cumplimiento de la normativa legal, además de dar respuesta a preguntas cómo: ¿quién paga qué?, ¿cómo aseguraremos cumplimiento?, o lo que es lo mismo, ¿cómo hacer seguimiento?, ¿cómo asegurar la coordinación cuando no estamos en la misma localidad?, ¿cómo decidir quién puede y quién no puede teletrabajar?, ¿cómo compensar a quienes no son elegibles por la naturaleza de la tarea que desempeñan?, ¿cómo garantizar la seguridad de los datos e información de la organización?, ¿cómo evitar que las personas se desmotiven o se deteriore el sentido de pertenencia y se diluya la cultura?, ¿cómo revocar el beneficio en caso de que se decida hacerlo?

¿Sabemos cómo teletrabajar?

La mayoría de las personas “aprendieron haciendo” durante la primera fase de la crisis o recibieron una capacitación “rápida e incompleta”. El trabajo remoto seguirá planteando desafíos que exigen mejorar nuestras habilidades, por ejemplo, las fuerzas de ventas tendrán que pasar de organizar reuniones de video a gestionar las relaciones con los clientes de forma eficaz en entornos remotos.

Para que el teletrabajo no se convierta en una telefrustración, es preciso darle la formalidad que requiere, para lo que conviene:

        Dar cumplimiento a la normativa legal.

        Identificar cuáles son las tareas que pueden realizarse en remoto.

        Definir una política que establezca, entre otros, modalidades de trabajo (remoto, presencial, híbrida), horarios de conexión, acuerdos de servicio, criterios de elegibilidad, servicios de apoyo, contribución de cada una de las partes, límites de responsabilidad, expectativas claras…

        Diseñar procedimientos de oferta, solicitud y revocación del beneficio.

        Contar con una metodología de trabajo que asegure la coordinación efectiva de los equipos de trabajo.

        Definir el perfil de competencias del teletrabajador.

        Contar con programas de capacitación y transferencia/consolidación de las competencias, técnicas y metodología de trabajo requeridas.

        Definir un caso de negocio que permita visibilizar los beneficios de esta modalidad de trabajo en términos financieros.

        Contar con un comité de teletrabajo que se encargue, entre otros de: definir la política, asegurar el diseño de los procesos y procedimientos, identificar las tareas elegibles y los criterios de elegibilidad de las personas que opten por este beneficio, así como el caso de negocio y el seguimiento de la iniciativa.

El teletrabajo reporta beneficios para las personas, organizaciones, sociedad y ambiente… siempre que se haga bien.