lunes, 31 de agosto de 2020

Día 9 – La escuela tiene la tarea pendiente


 Photo by Feliphe Schiarolli on Unsplash


Muchos sectores económicos han abrazado Internet y sus tecnologías desde hace mucho tiempo, sin embargo, muchos otros se han mostrado renuentes. Tuvo que llegar el confinamiento por la pandemia para que las consideraran dentro de sus operaciones

Hoy tuve una interesante conversación con la directora de una escuela. Están interesados en aprender a trabajar efectivamente a distancia, en vista de que las medidas de confinamiento pueden prolongarse y porque han visto algunos beneficios en la incorporación de las tecnologías que permiten trabajar en remoto.

La conversación me hizo pensar en que muchos de los cambios que vemos en la sociedad se dan con ritmos diferentes, de acuerdo con la disposición que tengan las personas para aceptarlos.

Existen programas que permiten predecir cuando una canción será un éxito, ignoro cómo funcionan, pero sé que existen y que funcionan. Sin embargo, no tenemos programas que permitan predecir el éxito o la velocidad con la que una nueva idea, producto o servicio será aceptado por los demás.

Pensemos, por ejemplo, en el “ratón” con que manejamos las computadoras. Se inventó en 1960, sin embargo, no fue sino hasta 1979, cuando Steve Jobs lo “descubrió” en el centro de investigación de Xerox y lo integró a su computadora, que se volvió de uso común.

Con Internet y las tecnologías desarrolladas sobre la red pasa algo similar. Hay sectores que han abrazado estas tecnologías desde hace mucho tiempo, sin embargo, también hay muchas que se han mostrado renuentes o que recién con la pandemia han comenzado a considerarlas dentro de sus operaciones.

Las TIC en la escuela

Uno de esos ejemplos es el sector educativo. Aunque mucho se ha hablado de la utilidad de estas tecnologías en los procesos de enseñanza-aprendizaje, es muy poco lo que se ha hecho… quizá debería decir que había sido muy poco lo que se había hecho hasta antes de la pandemia. Al igual que con el teletrabajo, la informática educativa – el uso de las tecnologías de información y comunicaciones (en lo sucesivo TIC), ha recibido un impulso tremendo debido a la pandemia.

Son muchas las herramientas tecnológicas específicas para apoyar a los procesos de enseñanza-aprendizaje, sin embargo, su uso sigue siendo muy limitado y, lamentablemente en la mayoría de los casos, el uso que se hace de ellas trata de simular los mismos procesos que han venido desarrollándose durante muchos años.

Estos últimos meses la escuela ha tenido que replantearse. En las peores condiciones, unas que no permiten incorporar a las TIC como complemento sino como medio primario para formar. Digo las peores, porque la escuela se trata de personas que forman a personas, para lo cual el contacto directo es de vital importancia.

Las TIC tienen mucho que ofrecer como apoyo a la educación, por ejemplo:

·        Personalización: una aplicación puede atender a cada niño como si fuera su único alumno, por el tiempo que sea necesario respetando su ritmo de aprendizaje, lo que resulta imposible para un maestro con un grupo de 30 o 40 niños.

·        Motivación: el uso de las tecnologías entusiasma a los jóvenes y los anima, siempre que las herramientas y las actividades aprovechen las características de estas tecnologías.

·        Autoconfianza: sentir que se es capaz de “dominar” estas tecnologías produce, en los niños, una sensación de logro que aumenta la confianza en sí mismos.

·        Cooperación: es posible diseñar actividades en las que contribuyan niños de una misma escuela o de escuelas diferentes, incluso si están ubicadas en ciudades o países distintos, lo que promueve la cooperación.

·        Compromiso: los elementos anteriores favorecen la implicación de los estudiantes con su formación

Y esto funciona así no solo con los niños, también con los adultos, y en materias que pudiera parecer que requieren de proximidad física.

Estudiar guitarra clásica a distancia

Conozco el caso de un profesor de guitarra clásica en el conservatorio de música que se apoyó en TIC para continuar dando clases a sus estudiantes, con unos excelentes resultados.

El caso es que varios de sus estudiantes comenzaron a abandonar las clases porque no conseguían transporte público a la hora de salida, un problema que lleva varios años en el país. Como no quería perder a sus estudiantes, este profesor decidió ensayar una manera diferente de impartir sus clases. Las herramientas que eligió fueron los teléfonos celulares, Youtube y Whatsapp.

En Youtube creó un canal privado, para subir grabaciones de sus clases. Creó un grupo de Whatsapp que simulara el salón de clases, el lugar para interactuar como grupo. El tamaño de su clase le permitió hacerlo de ese modo. Enseñó a sus estudiantes a subir videos a Youtube para que enviaran los ejercicios.

Los resultados que obtuvo fueron mucho mejores de lo que esperaba. Sus estudiantes comenzaron a reportarle que el nuevo método les permitía repetir la clase o partes de ella tantas veces como lo necesitaran (personalización) y lo mimo con los ejercicios, podían ensayarlos hasta sentirse satisfechos (autoconfianza) con el resultado logrado como para enviarlo (motivación, compromiso). Finalmente, el grupo de Whatsapp no sólo les permitió interactuar con el profesor sino hacerlo entre ellos para apoyarse mutuamente (cooperación).

La tecnología no sustituye al maestro, ni le resta protagonismo, más bien potencia su acción, de la misma manera en que una vara no sustituye nuestro brazo cuando la utilizamos para alcanzar una fruta – ahora que todavía estamos en temporadas de mangos – sino que lo “hace” más largo.

¿Rechazarías la posibilidad de alcanzar una deliciosa fruta madura porque “temes” utilizar la vara?


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