Nuestro gran error es intentar obtener de cada
uno en particular las virtudes que no tiene,
y desdeñar el cultivo de las que
posee
Marguerite
Yourcenar
En entradas anteriores se ha
mencionado el término «prácticas organizacionales positivas», para significar cierto
tipo de prácticas que se dan en el ámbito de las organizaciones. Estas
prácticas positivas son procesos o rasgos organizacionales formales o
informales que, al cultivar virtudes personales o colectivas, contribuyen a la
realización personal, al bienestar social o la eficiencia organizacional
(Cameron et al, 2003), según se muestra en la siguiente figura:
Figura 1. Prácticas Organizacionales Positivas
Fuente:
Bravo y Piñango (2009)
Estas prácticas positivas pueden
presentarse en un equipo de trabajo, un departamento o darse a lo largo de toda
la organización. Su estudio sistemático ha dado origen a una nueva disciplina,
cuya principal particularidad es poner la lupa en las conductas recurrentes que
contribuyen tanto al beneficio económico de las organizaciones como al
bienestar de los individuos que las integran y al beneficio de la sociedad en
la estas organizaciones operan.
El estudio de las prácticas
organizacionales positivas plantea un giro en la manera cómo se entiende el
éxito empresarial, así como en la forma en que se caracterizan las
organizaciones, las relaciones entre las organizaciones y sus integrantes y las
relaciones interpersonales de sus integrantes.
Un vistazo a su origen
El estudio de las organizaciones
positivas está vinculado a otras ciencias sociales, de las que toma parte de
sus presupuestos, en particular a la Psicología Positiva y la Indagación Apreciativa.
La suposición básica de la Psicología Positiva es que la bondad y la excelencia
no son ilusiones sino estados auténticos y modos de ser que pueden ser
analizados y alcanzados. Esta disciplina
reacciona a la tendencia que dio a la psicología un enfoque exclusivamente
terapéutico – centrado en lo negativo o patológico, para la búsqueda de una
cura –, que llegó a negar la existencia de rasgos como el altruismo, el coraje,
la esperanza o el optimismo y que ahora vuelve la mirada sobre rasgos como
éstos y fenómenos y experiencias positivas como la felicidad, el placer, la
alegría y la satisfacción (Seligman y Peterson, 2004).
Por su parte, la Indagación Apreciativa
está referida a un cúmulo de prácticas de cambio que descansan en la premisa de
que el deseo de mejorar la condición humana es universal y la capacidad de hacerlo
está latente en la mayoría de los sistemas. Así, todas las organizaciones
tienen un núcleo positivo, que si es revelado y estimulado, libera energía
positiva y produce mejoras. El proceso de cambio comienza por identificar picos
de desempeño pasados, éxitos y aspiraciones positivas para el futuro, lo que
prepara a las personas para realizar las tareas necesarias para alcanzar los
objetivos propuestos.
El estudio de las prácticas positivas
da un giro a la manera en que se caracterizan las organizaciones, sus indicadores
clave de desempeño, las personas dentro de ellas, las interrelaciones entre sus
integrantes y los temas de investigación del área de las organizaciones (ver la siguiente tabla).
Dos
puntos de vista
Fuente:
Elaboración propia a partir de Cameron et al (2003)
¿Qué hace que valga la pena indagar
sobre estas prácticas positivas?, pues bien, las organizaciones pueden derivar
beneficios de la perspectiva ofrecida por esta línea de investigación que se
traducen en desempeños extraordinarios. Uno de los fundadores de esta línea de
investigación, Kim Cameron (Bernstein, 2003), caracteriza este campo de estudio
como sigue:
La nueva perspectiva
está guiada por valores, y se focaliza en las dinámicas organizacionales que
conducen al desarrollo de fortalezas humanas, promueven la vitalidad y la
prosperidad en los empleados, hacen posible la resiliencia y cultivan el
desempeño individual y organizacional extraordinarios. Lo positivo alude
precisamente a esa orientación en valores de la abundancia y lo virtuoso.
A las dinámicas organizacionales que
conducen al desarrollo de fortalezas las llama “dinámicas generativas”,
precisamente por los resultados que generan. Cameron sostiene que al enfocarse en
las dinámicas generativas de las organizaciones, la línea de estudio sobre
prácticas positivas provee una visión expandida acerca de cómo las
organizaciones pueden crear ventajas competitivas sostenibles sobre la base
de capacidades colectivas construidas a
partir de elementos como la creación de significado, la transformación de las
relaciones, el cultivo de emociones positivas y el desarrollo de conexiones de
calidad. Este marco conceptual ofrece, además, una base para la comprensión de
cómo y por qué las estrategias organizacionales tienen sus efectos sobre el
comportamiento humano en el lugar de trabajo y por qué algunas estrategias y
capacidades son más efectivas que otras.
Se ha documentado muchos ejemplos de
este tipo de prácticas y sus efectos en las organizaciones. El artículo
titulado “Organizaciones
que se atreven a desafinar” ofrece una serie de ejemplos venezolanos, de
cómo las prácticas positivas han contribuido a crear culturas organizacionales que
promueven desempeños extraordinarios y resiliencia, dos resultados muy deseados
en entornos turbulentos que plantean grandes desafíos y como los que enfrentan las
organizaciones en la actualidad.
Referencias
Bernstein, S. (2003).
“Positive Organizational Scholarship: Meet the Movement”. Entrevista con Kim
Cameron, Jane Dutton y Robert Quinn. Journal of Management Inquiry.
Cameron, K. S., Dutton, J.
E., y Quinn, R. E. Editores (2003). Positive Organizational
Scholarship: Foundations of a New Discipline. Berrett-Koehler Publishers Inc., San Francisco, CA.
Peterson, C., Seligman,
M.E.P. (2004). Character Strengths and Virtues: A Handbook and
Classification. Washington, D.C.: APA Press
and Oxford University Press.
Gracias, la información es muy dinámica, con referencias contemporáneas y sobre todo abren el espacio a nuevos entendimientos de las organizaciones vivas.
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