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Conseguir a la vez la satisfacción laboral y el éxito
empresarial es una meta que muchos se plantean. Sin embargo, cabe preguntarse:
¿cómo lograrlo?, ¿cómo generar las condiciones?, ¿de qué manera se convierten
estos deseos en prácticas concretas de las empresas?
Hasta algunos años en las escuelas de
negocios se transmitían dos ideas básicas: el propósito de las empresas es el
lucro; y la misión del gerente es proteger los intereses de los accionistas.
Más recientemente se ha incorporado una tercera idea: el principal activo de
las organizaciones es su gente.
Las empresas han comenzado a reconocer que
el factor humano es decisivo para el éxito del negocio. Sin embargo, un vistazo
a las organizaciones evidencia, entre otros, baja satisfacción laboral y falta
de compromiso por parte de los empleados, problemas de gobernabilidad,
desconfianza entre los empleados y entre los empleados y la organización. Todo
esto hace pensar que, en muchos casos, la relevancia dada al personal se queda
en el discurso.
La investigación realizada por Gallup para
el desarrollo de su instrumento Q12, muestra que el compromiso de los empleados
hacia el negocio descansa en buena medida en la generación de un conjunto de
condiciones que alienten el sentido de pertenencia, y que producen, al mismo
tiempo, beneficios para el negocio y para la persona empleada (Buckingham y
Coffman, 1999).
En La Quinta Disciplina (Senge, 1999) un
exitoso gerente sostiene que, dado que pasamos buena parte de nuestra vida
adulta dedicados al laboro, “la realización personal sólo fuera del trabajo,
ignorando la significativa parte de la vida que pasamos trabajando, equivale a
limitar nuestras oportunidades de ser seres humanos felices y completos”. Esta
afirmación cobra mayor relevancia cuando se piensa que el trabajo, lo mismo que
la reflexión o la risa, nos caracteriza como seres humanos, pues sólo los seres
humanos trabajamos.
Conseguir a la vez la satisfacción laboral
y el éxito empresarial es una meta que muchos se plantean. Sin embargo, cabe
preguntarse: ¿cómo lograrlo?, ¿cómo generar las condiciones mencionadas en el
estudio de Gallup, o la realización personal señalada en el libro de Senge,
mientras que las empresas alcanzan sus metas de negocio?, ¿de qué manera se
convierten estos deseos en prácticas concretas de las empresas?
Algunas de las siguientes prácticas dan
respuesta a las preguntas recién formuladas:
Generación de abundancia
La generación de beneficio económico es
necesaria para sufragar los gastos de operación de una organización, así como
para retribuir a sus accionistas por la inversión realizada, sin embargo, eso
no basta para asegurar la sostenibilidad de la organización en el mediano y
largo plazo. Cuando las organizaciones aprenden a generar abundancia y
bienestar para todos los stakeholders, consolidan su presencia y crecimiento,
porque generan dinámicas positivas de parte de los diversos actores.
Estas dinámicas positivas incrementan el
sentido de pertenencia y el compromiso, lo mismo que el agradecimiento y la
resiliencia, factores indispensables al momento de dar respuesta a los
obstáculos y retos que cada día son más frecuentes y complejos.
Si la organización cuida de sus empleados,
ellos cuidarán de los clientes y de la organización. Si cuida de la comunidad
en la que se desenvuelve, ésta también cuidará de la organización. Numerosos
casos en Venezuela y otros lugares del mundo dan fe de ello.
Cuando una organización funciona de ese
modo, construye un ambiente en donde cada uno es valorado no sólo como trabajador
sino como persona. Los empleados manifiestan sentirse agradecidos con la
organización y creer que sus vidas mejorarán conforme crece el negocio, es
decir, su propio beneficio y el de la organización están alineados.
En resumen, se trata de romper el supuesto
“bueno es opuesto a rentable” para cambiarlo por “bueno sumado a rentable
equivale a sostenible” (ventaja competitiva más potencial de crecimiento).
El cliente es lo primero
Esta es, quizá, la frase más repetida en
las organizaciones. Sin embargo, con una frecuencia mucho mayor a la deseada, se
trata de una frase vacía de contenido. ¿Qué significa poner al cliente en el
centro?
El cliente es lo primero cuando toda la
organización, desde la primera persona que se encuentra al cruzar sus puertas,
pasando por los operadores de su centro de llamadas (si lo tiene), el personal
de mantenimiento, hasta la alta gerencia, está pendiente de indagar sobre las
necesidades y aspiraciones de sus clientes, escuchar sus quejas y atenderlas –
poniendo de lado el propio ego – diseñando soluciones ingeniosas para
atenderlos de forma eficaz y eficiente. Se trata de ofrecer atención y
respuestas personalizadas.
Coherencia entre el decir y el hacer
La coherencia genera admiración y confianza,
lo que, a su vez, genera conductas positivas para las organizaciones, y estas
conductas positivas, ¡son contagiosas!, lo que también sucede con las conductas
negativas.
Hablar de valores, de sinceridad, de
honestidad y animar a los vendedores a hacer uso de prácticas de bloqueo de la
competencia, o celebrar a quien hace trampa para cumplir con los objetivos, le
hace un flaco favor a la organización, porque destruye el capital social que lleva
mucho tiempo construir.
Implementar prácticas como estas en otras
organizaciones requiere un esfuerzo importante por parte de sus líderes, pues
implica crear una matriz de opinión favorable a estas prácticas a lo largo de
toda la organización. Se trata de ganar como adeptos a aquellos miembros del
equipo que visualicen en este tipo de conductas resultados positivos y decidan
imitarlas.
Hay esfuerzos que valen la pena.
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